9 de agosto de 2012

De las relaciones humanas, parte 1

Todo mundo tiene "personalidades" diferentes en función a las personas con las que está, creo que eso es un hecho. Hay cosas que conviene que ciertas personas no sepan de uno. Pero en cierta medida se supone que las personas más allegadas a uno lo conocen mejor.

En mi caso no es así, y por supuesto no creo que sea un caso aislado, ¿cuántas personas guardan oscuros secretos y viven vidas múltiples? un chingo. Pero qué pasa cuando uno no guarda secretos, cuando uno es honesto y sincero, cuando uno está dispuesto a que otros lo conozcan a fondo y aún así hasta las personas más cercanas ignoran o dan cosas por sentado.

Se justifica, claro, porque conocer a alguien puede resultar bastante difícil y lo cierto es que implica dedicar tiempo a otro ser humano y si a veces uno no es capaz de manejar su propia vida y resolver conflictos existenciales sería demasiado pedir adentrarse en la vida de otro. Sería sobrecogedor. También hay cosas que uno, quitado de la pena, mostraría a otros pero estos no lo verían con tan buenos ojos o de plano no lo entenderían o tolerarían siquiera.

Eso está en parte chido, porque te cuestionas sobre quien realmente te aprecia y quien tiene cierto nivel de dedicación a ti. No me consterna, sino que me cae de extraño quién me conoce y quién no. Puedo decir con seguridad que, por ejemplo, mi familia no me conoce y solamente el lazo sanguíneo nos une... Aún no me decido si eso es algo, por así decirlo, bello o falso. Quizás ambos. Es bello que esté ese código de la ayuda y el cariño incondicionales pero es falso porque no existe un interés real en el otro... al menos así es como lo veo.

En fin, yo no estoy seguro de qué tanto conozco a la gente, suelo mantenerme al margen de nuevas relaciones. Muchas veces también doy cosas por sentado y prejuzgo a la gente, aunque por lo general me doy cuenta de que siempre tuve razón cuando inevitablemente convivo con alguien de manera constante y llego a formar ciertos "lazos" y debo decir que es una decepción tras otra, es la misma persona tediosa y común tras otra, muchos de ellos, quizás, bien intencionados y de buen corazón (algo de lo que no estoy 100% seguro) pero sin nada fuera de lo común. Muchos resultan ser peor que tediosos, gente sin ética ni escrúpulos que hace de la mentira y la hipocresía su forma de vida.

Ahí es donde pierde uno la confianza y se debate entre la incomoda y hasta "peligrosa" tarea de formar lazos con gente nueva y el deslizarse lentamente hacia la demencia que la soledad provoca. No, no me volveré loco, no estoy solo, pero si estoy en alguna parte entre ambos extremos que no resulta tan cómoda.

Tal vez exijo demasiado. Pero honestamente lo merezco. 

2 comentarios:

shelwin dijo...

yo antes pensaba que estuviera chido que uno siempre fuera igual con todos.
creo que eso es a lo ke aspiro todavía aunque tal vez "naturalmente" eso no le sale a uno, pero por otro lado sí trato de ke sea como ya mencioné, pero tampoco mucho en realidád...

aunque siempre he pensado ke con la familia es un pedo distinto, con la familia nuclear (al menos en mi caso), en parte por la convivencia diaria (creo esta la razón más fuerte, tal vez sí más ke los lazos sanguíneos)..
me latio lo que escribió esta vieja:
"cuando tu familia se vuelven tus amigos es cuando en realidad te haces adulto.
Comprendes que la distancia consangínea es la mejor muestra de cariño.
Te das cuenta que la convivencia familiar perjudica al espíritu y rompe tu armonía
Se vuelve curioso porque estar lejos es lo indicado para conservar el vínculo, un vínculo al que sin embargo nunca has pertenecido, porque siempre has sido tan tú mismo.
Se vuelve imposible identificarse con la cotidianidad de tus parientes.
Relaciones de humo construidas en momentos Kodak. En navidades, bodas, cumpleaños y bautizos. La vida continúa y seguimos estando solos.
La familia que escoges se basa en una complicada selección de distintas personalidades que se adaptan a tu forma de ser. Te das cuenta que los amigos son como los buenos dealers:casi imposibles de coneguir.
Don Mario Puzo, un erudito en eso de “la familia” (escribió la novela “El padrino”) decía:
Es aconsejable (casi necesario) alejarse la familia (al menos de la familia “parental” o primaria, aquella donde uno nace) para crecer y desarrollar un proyecto de vida “propio“, para ser auténtico (lo cual no quiere decir olvidarse, sino todo lo contrario) es decir, CRECER sin olvidarnos de nuestro origen pero que sin que nuestro origen determine exclusiva y excluyentemente nuestro destino."

Kublecito dijo...

Y quién es esa vieja?